Por: Mafalda Bonet
Vuelvo con mis interrogantes sobre la vida y todo lo que trae ser adulto. En esta oportunidad quiero hablar de cómo la soledad es cada día más común en las mujeres de mi generación, cada día veo más amigas y conocidas acostumbrándose a estar solas y dejando atrás el afán de encontrar una pareja.
Con los años, se complica más el poder conocer personas con la que tengas una conexión o lograr hacer click, ya sea por el tiempo, ocupaciones o intereses en común. Lo cierto es que las mujeres tenemos un pensamiento distinto y soportamos menos.
Con curiosidad observo algunas relaciones donde muchas al establecer compromisos afectivos abandonan sus sueños, metas y deseos de realización sobre todo en el ámbito profesional. Aplazar lo que queremos hacer o los sueños, por cumplir los que se han trazado “en común” con la pareja.
Para mí entonces, la soledad se ha convertido en una amiga con la que he podido disfrutar sin limitaciones y sin detenerme en lo que piensan las otras personas de mí. Hasta ahora no tengo nada resuelto, no sé si llegará o no una persona con quien compartir y disfrutar momentos especiales en pareja, lo que sí sé es que no es necesario tener a alguien para sentirse completo y feliz, así que, si te sientes frustrado por no tener un compañero, tranquila o tranquilo que siempre es bueno espera y no tomar decisiones afanadas por tenerle miedo a quedar solo.
Hay que dejar claro que las mujeres como yo, no estamos cerradas a encontrar a alguien, lo que pasa es que las condiciones cambian, en muchos de los casos venimos de relaciones donde nos enseñaron muy bien que no queríamos y en qué no estamos dispuestas a ceder.
En una oportunidad, alguien me dijo: “a ti te dañaron el corazón y por eso eres así”; creo que no es así, solo que, la experiencia me enseñó qué quiero y la soledad de todos estos años me ha permitido construir lo que soy y como quiero ser en un futuro.
Aprendamos que la vida va más allá y que estamos listos para comernos el mundo, rodéate de gente que te sume y no que te quite la tranquilidad, de pensar ¿por qué dejó de escribir? o ¿por qué no llama?; siempre busca gente que te genere paz y que sea apoyo y no un problema.
Disfrutar la soledad me ha enseñado que ella es buena consejera siempre.