Johanna, una madre desplazada del Catatumbo, reconstruye su vida en Valledupar

La violencia que afecta a la región del Catatumbo, en el Norte de Santander, ha obligado a 136.139 personas a desplazarse a otros departamentos.

En entrevista con Sulma Ramos Fayad, Defensora del Pueblo encargada en el Cesar, a este departamento han llegado 133 desplazados, de los cuales 23 personas arribaron a Valledupar.

“Las personas han ido desplazándose a los departamentos más cercanos, como es Ocaña y en el Cesar a Río de Oro, González y también Valledupar”, explicó la Defensora del Pueblo, Sulma Ramos.

Asimismo, agregó que la Defensoría Regional Cesar tiene a cargo 15 de los 25 municipios.

De acuerdo a Ramos, desde la Defensoría ya se emitió una circular para que los municipios estén preparados para atender las crisis humanitarias.

“Los municipios que atendemos no tienen hogar de paso; deben estar preparados para atender a las víctimas del conflicto armado, es decir que si los desplazados no tienen alojamiento, se les debe brindar un hogar de paso o, si no tienen un refugio con algún familiar, el municipio debe darle el subsidio de arriendo contemplado en la ley. Sin embargo, hasta ahora en Valledupar los que han llegado están con familiares”, explicó la Defensora.

Johana, víctima que llegó a Valledupar

Quinto Poder conoció la historia de Johanna González García, quien llegó a Valledupar el pasado 13 de enero, huyendo de los enfrentamientos de grupos armados en el Catatumbo.

Johanna González García llegó a Valledupar huyendo del conflicto.

Dejando su trabajo como docente en un Instituto del Bienestar Familiar – ICBF, y sueños por cumplir, Johanna salió de su tierra natal con sus cuatro hijos menores de edad y alguna ropa para brindarles una mejor vida.

Es triste dejar todo lo construido atrás, pero soy madre cabeza de hogar y pienso en mis hijos, y lo que se vive en estos momentos allá no es vida”, explicó entre lágrimas.


Agregó que en estos momentos busca empleo para el sustento de su familia. “Por fortuna pude encontrarle colegio a mis hijos; ya están estudiando. Vivo en Garupal con una hermana que hace años llegó a esta ciudad, pero debo trabajar para ayudar”.

Sin poder contener las lágrimas, manifestó que reza por todas esas personas que se quedaron en el Catatumbo, y desea volver algún día.

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