A los gritos, en medio de rencillas personales y señalamientos, terminó este martes la sesión en la Comisión Séptima del Senado en la que se hundió la reforma laboral impulsada por el gobierno del presidente Gustavo Petro. La tensión, que se mantuvo durante gran parte del debate, estalló luego de que un bloque mayoritario de senadores votara a favor de archivar el proyecto, tal como se esperaba.
La decisión no solo marcó un duro revés para la agenda legislativa del gobierno, sino que también desató una serie de enfrentamientos verbales entre congresistas, algunos de los cuales llegaron a intercambiar acusaciones personales. La sesión, que contó con la presencia de legisladores de otras comisiones, se tornó caótica tras la votación, con gritos y reclamos por parte de los defensores y opositores de la reforma.
Entre los momentos más álgidos, destacaron los gritos de “¡Consulta popular! ¡Consulta popular!” por parte de varios congresistas, entre ellos María José Pizarro (Pacto Histórico) e Inti Asprilla (Alianza Verde), quienes mostraron su descontento con la decisión de archivar el proyecto. Sin embargo, la rencilla de mayor intensidad fue protagonizada por el senador Alirio Barrera, del Centro Democrático, y Alfredo Mondragón, del Pacto Histórico, quienes intercambiaron fuertes palabras en medio de la tensión generalizada.
“Fuera los maltratadores laborales del país (…) ¿Por qué me mirás con esa cara de matón? ¿O crees que te voy a seguir comiendo porque sos del Centro Democrático? Los vamos a derrotar en las calles”, dijo con vehemencia Mondragón, en un claro señalamiento hacia Barrera. Ante esto, el senador del Centro Democrático intentó evitar una discusión de mayor calado y se limitó a responder: “Vamos pa’ lante”.
Sin embargo, Mondragón no dio su brazo a torcer e insistió en los señalamientos. “Dejá de traer caballos, trae razones. ¿O el cerebro no te da para eso?”, agregó el representante petrista, mientras que Barrera le respondió con ironía: “Es que sos muy guapo”.
Aunque Barrera intentó alejarse para evitar una escalada en la discusión, Mondragón continuó con sus críticas, afirmando que le “daba miedo” estar al lado de alguien del Centro Democrático y acusando a los uribistas de ser especialistas “en masacrar laboralmente al pueblo colombiano”. “No dice nada este, no dice una palabra y viene aquí a intimidar”, insistió Mondragón.
En este contexto, Barrera le respondió y le pidió dar el debate. “No sabe sino gritar”, alegó el senador, a lo que Mondragón replicó: “Demos el debate cuando quiera, cuando usted piense. ¿Usted cuándo piensa?”.
Finalmente, la situación se zanjó luego de que Barrera siguiera su camino, visiblemente molesto, y evitara continuar con la discusión.
La reforma laboral, que buscaba reducir la jornada laboral, fortalecer los derechos de los trabajadores informales y promover la formalización laboral, fue rechazada por sectores empresariales y parte de la oposición, quienes argumentaron que sus propuestas podrían afectar la competitividad del país y generar incertidumbre económica.
Tras el hundimiento del proyecto, el ministro del Trabajo, Gloria Inés Ramírez, expresó su frustración y aseguró que el gobierno no se dará por vencido. “Este es un golpe a las expectativas de millones de colombianos que esperaban una mejora en sus condiciones laborales, pero no nos rendiremos. Seguiremos trabajando por una Colombia más justa”, afirmó.
Por su parte, los senadores opositores celebraron la decisión, insistiendo en que la reforma carecía de un análisis técnico suficiente y no consideraba las realidades del sector productivo. “Esta reforma era inviable en su forma actual. Necesitamos propuestas que equilibren los derechos de los trabajadores con la sostenibilidad de las empresas”, señaló un congresista de la bancada opositora.
El hundimiento de la reforma laboral no solo evidencia las tensiones entre el gobierno y el Congreso, sino que también plantea nuevos desafíos para la coalición del Pacto Histórico, que enfrenta dificultades para avanzar en su agenda reformista en un escenario político altamente polarizado.
Mientras tanto, sindicatos y organizaciones sociales han anunciado movilizaciones para expresar su rechazo a la decisión de la Comisión Séptima, lo que podría reavivar el debate público sobre el futuro del trabajo en Colombia.