El término «efecto Joi» hace referencia a la tendencia de los seres humanos a humanizar a la inteligencia artificial, atribuyéndole emociones y cualidades humanas que en realidad no posee. Este fenómeno, inspirado por el personaje Joi en la película Blade Runner 2049, destaca los riesgos emocionales y psicológicos de formar vínculos afectivos con entidades artificiales. Joi, siendo una IA diseñada para ser una compañera virtual, genera una conexión emocional tan profunda con el protagonista que puede llevar al espectador a cuestionar los límites entre lo humano y lo artificial.
Humanizar a la inteligencia artificial, como lo hacemos con Joi, puede resultar en expectativas irreales y en una falsa sensación de intimidad. Las personas pueden llegar a desarrollar afectos o confiar en las IA de manera inapropiada, olvidando que estas entidades carecen de sentimientos genuinos y de una comprensión auténtica del mundo humano. Este tipo de relaciones pueden llevar a desilusiones, dependencia emocional e incluso a problemas éticos, ya que estas máquinas están diseñadas para simular emociones y comportamientos, pero no para experimentar el mundo de la misma manera que un ser humano.
En un momento en que la IA se vuelve más sofisticada y omnipresente, es esencial que comprendamos los límites de esta tecnología. Evitar el «efecto Joi» es fundamental para mantener relaciones saludables con la tecnología, recordando siempre que, por más convincente que sea una IA, sigue siendo una herramienta creada por humanos y para humanos, sin conciencia ni emociones reales.