A principios de octubre, se inició en Colombia una importante iniciativa legislativa para regular el uso de la inteligencia artificial (IA) en el país. La creación de la Comisión Accidental de Inteligencia Artificial en la Cámara de Representantes, bajo la coordinación de Diego Fernando Caicedo, tiene como objetivo la elaboración de un marco normativo que impulse el desarrollo de la IA en Colombia con un enfoque centrado en los derechos, la equidad y la justicia.
El congresista Caicedo, quien lidera la iniciativa, destacó que esta comisión representa el punto de partida para una discusión profunda sobre cómo la IA debe integrarse en diversos sectores del país. «Estamos subiéndonos a la carrera global por dominar una tecnología que desde 2022, con el lanzamiento de ChatGPT, ha transformado la industria tecnológica mundial», señaló Caicedo.
Principales objetivos de la comisión
Una de las primeras propuestas de la comisión es impulsar una «revolución educativa» en IA desde la primera infancia, enfatizando en la importancia de formar ciudadanos críticos y éticos. Además, el Congreso propuso la creación de 70 centros de formación especializados en IA y proyectos de investigación para fortalecer la colaboración entre la academia, el sector privado y el ámbito político.
Caicedo explicó que la comisión busca escuchar a todos los actores del ecosistema digital: Gobierno Nacional, sector privado, academia y sociedad civil, con el fin de obtener los conocimientos necesarios para crear legislación sobre la IA en Colombia. «Queremos potenciar los beneficios de la IA, pero también limitar su mal uso, especialmente en el caso de la IA generativa, que puede vulnerar derechos si se usa de manera incorrecta», afirmó.
Visión internacional: ¿Qué modelos pueden servir de referencia para Colombia?
Caicedo también resaltó la importancia de aprender de modelos internacionales de regulación. En este sentido, la Unión Europea se considera un referente clave. Según Caicedo, la normativa europea, que pone énfasis en la seguridad, la transparencia y el respeto a los derechos fundamentales, puede servir de guía para Colombia. «El enfoque europeo regula los riesgos de la IA sin frenar la innovación, lo que es crucial para países en desarrollo como Colombia», agregó.
Sin embargo, también subrayó que otros países, como Estados Unidos y China, han adoptado enfoques muy distintos. Estados Unidos tiene una regulación más fragmentada, centrada en la autorregulación del mercado, mientras que China ha optado por un modelo más centralizado con un fuerte control estatal de la tecnología.
En este contexto, Caicedo destacó que Colombia debe buscar un balance entre flexibilidad e innovación. «La regulación debe permitir el avance tecnológico sin comprometer la seguridad y los derechos de las personas», explicó.
El objetivo a corto y largo plazo
En términos de objetivos inmediatos, Caicedo explicó que la comisión está trabajando para establecer mesas de trabajo, foros y debates que permitan desarrollar las bases para una legislación sólida sobre la IA. A mediano y largo plazo, el propósito es que Colombia no solo proteja los derechos de sus ciudadanos, sino que también se convierta en uno de los países a la vanguardia en el uso responsable de la inteligencia artificial en la región.
Lecciones globales sobre la regulación de la IA
La creciente adopción de la inteligencia artificial en todo el mundo ha llevado a gobiernos a diseñar marcos regulatorios con el fin de equilibrar la innovación tecnológica con la protección de derechos fundamentales. La Unión Europea, en particular, ha sido pionera con su Reglamento de Inteligencia Artificial (AI Act), que clasifica los sistemas de IA según su nivel de riesgo, imponiendo obligaciones estrictas a las aplicaciones de alto riesgo, como auditorías periódicas y evaluaciones de conformidad.
Sin embargo, expertos como César Funes, vicepresidente de Relaciones Públicas de Huawei para América Latina, han señalado que la regulación europea, aunque sólida en términos de seguridad y transparencia, podría ser demasiado restrictiva para países en desarrollo. Según Funes, Colombia podría adoptar un enfoque más flexible que permita avanzar rápidamente en la transformación digital sin caer en excesivas restricciones.
Por otro lado, el modelo estadounidense es menos uniforme, con regulaciones a nivel estatal y algunas iniciativas de autorregulación del mercado. Mientras que este enfoque fomenta la innovación, también presenta riesgos de abusos. Funes sugiere que Colombia podría combinar la flexibilidad del modelo estadounidense con la robustez y transparencia del europeo, asegurando un entorno de innovación responsable.
En cuanto al modelo chino, basado en un control centralizado, Funes advierte que, aunque eficaz para promover la innovación en sectores específicos, no es completamente compatible con el sistema democrático colombiano. No obstante, subraya la importancia de un marco claro que permita la adopción de la IA en sectores clave, asegurando al mismo tiempo la protección de los derechos.
Conclusión
La creación de la Comisión Accidental de Inteligencia Artificial en Colombia marca el inicio de un proceso crucial para desarrollar un marco legal que regule el uso de la IA de manera ética y responsable. A través de la colaboración con expertos y la consulta de modelos internacionales, el país busca garantizar que esta tecnología sea un motor de desarrollo social, equidad y justicia, sin comprometer los derechos de los ciudadanos.